Pasamos casi una tercera parte de nuestra vida dormidos, lo que significa que la mayoría de nosotros duerme casi 3000 horas al año. No obstante, cada vez existen más personas con problemas para lograr conciliar el sueño.
Para
muchos de nosotros, el sueño es una fuente de energía, tanto mental como
física. El día que no dormimos bien nos notamos un poco atontados y conforme
avanza el día puede que incluso algo irritables. ¿Qué pasaría si estas malas
noches se repitieran varios días seguidos? ¿Y si se repitieran durante años?
Las
personas que presentan problemas para dormir pueden sufrir a largo plazo un
grave deterioro de su calidad de vida. Algunas
consecuencias de la falta de sueño pueden ser:
-
Disminución de la autoestima.
-
Aparición de síntomas ansiosos y depresivos.
-
Deterioro de nuestras relaciones sociales.
- Falta de eficiencia y productividad en el trabajo.
-
Deterioro de nuestra apariencia física.
-
Aparición de problemas de salud.
Por
este motivo, a continuación se presentan una serie de consejos con la finalidad
de aprender hábitos saludables para nuestra higiene del sueño:
-
Hacer ejercicio: El ejercicio físico diario resulta un perfecto aliado para lograr
conciliar el sueño con facilidad.
-
Alimentación: Será conveniente que no cenemos en exceso antes de irnos a
dormir. Para ello, se recomienda una cena ligera pero que nos deje saciados.
Asimismo, es aconsejable evitar las bebidas alcohólicas, los refrescos con
cafeína, el café y el té.
-
Desconectar de la rutina: Al menos dos horas antes de acostarse es recomendable
no hacer caso al móvil ni al ordenador. De esta manera, nos aseguramos de poder
desconectarnos de toda la actividad acumulada durante el día. Para ello,
conviene realizar una tarea que no tenga nada que ver con nuestra vida laboral.
-
Acostarse y levantarse siempre a la misma hora: De esta manera, estaremos
ayudando a reajustar nuestro reloj biológico del sueño.
-
Necesidades vitales: Cuando nos acostemos hay que hacerlo sin hambre, ganas de
ir al baño o sed, ya que todo ello puede interrumpir nuestro descanso.
- La
cama como santuario del sueño: Ver la televisión o leer un libro se puede hacer
en el salón o en otro sitio, pero no en la cama. A la cama se va a dormir.
-
Olvida tus preocupaciones: Como hemos visto, el momento de irse a la cama es
sinónimo de descanso y tranquilidad, por lo que deja las preocupaciones para
otro momento. El “hablar con la almohada” se va a acabar.
-
Técnicas de relajación: Existen diversos métodos de relajación que nos ayudarán
para mantener nuestros niveles de estrés a raya.
Aquí
os dejo estos consejos, pero de nada servirán si no los llevas a cabo. Si
tienes algunos problemas para dormir, despiértate y ponlos en práctica. De esta
manera, afrontarás cada día con la energía necesaria.
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