Hoy en día, el hecho de estar ocupado parece haberse convertido en la nueva moda. Es como si por estar ocupado durante más tiempo se fuera más respetable o importante que el resto.
Cada día, respondemos a cientos y cientos de mensajes
de Whatsapp, actualizamos constantemente nuestros perfiles en las redes
sociales, nos pegamos durante horas a la pantalla del ordenador o de la
televisión, vamos corriendo al trabajo (si es que se tiene), le dedicamos más
horas de las que realmente nos pagan… ¡por favor! Parece como que al estar
ocupados aprovecháramos mejor el tiempo, y hablando de tiempo, ¿no os sobra un
poco para estar solos con vosotros mismos?
Por
supuesto que existe una gran variedad de motivos que implican estar ocupados en
una tarea determinada. Actualmente, la mayoría de estos motivos están
íntimamente relacionados con dos temáticas fundamentales en nuestras vidas,
como son la familia y el trabajo. Pero, además de estos, en la sociedad actual
existe un motivo, de igual o mayor importancia, que nos empuja a todos a estar
ocupados: el miedo a la soledad.
Como
es obvio, a nadie le gusta estar solo. Si estuviéramos solos no tendríamos vida
social, disminuiría nuestra motivación, presentaríamos una baja autoestima y
poco a poco irían desapareciendo nuestras ganas de vivir. Por ello, en este
artículo no se recomienda llevar una vida plagada de soledad, sino todo lo
contrario, presentar una vida activa y acorde con nuestras necesidades. Y es en
este punto en el que es recomendable hacer una distinción entre nuestras
necesidades y nuestras obligaciones.
Todo
ser humano necesita, de vez en cuando, estar solo y dedicarse tiempo a sí mismo
con la finalidad de lograr abstraerse de las obligaciones diarias y ocuparse de
ser feliz. Es cierto. Haced la prueba. Apagad vuestro móvil durante más de 5
minutos, comed sin encender la televisión o pasad un día sin acceder a
internet. Comprobaréis que si no os pasáis todo el tiempo ocupados no pasa
absolutamente nada. Además, durante este tiempo de descanso podréis dedicaros un
poco de tiempo a vosotros mismos. De esta manera, podremos apreciar los
beneficios de permanecer durante un tiempo dentro de un clima de soledad y
tranquilidad.
No
obstante, todo esto no es tarea fácil, ya que como antes se ha comentado,
existen una serie de miedos y dificultades que no nos permiten disfrutar de la
soledad en toda su plenitud. A continuación, se os presentan algunos consejos
para lograr desconectar y afrontar de manera adecuada la soledad.
-
¿Tecnología? ¿Qué es eso? En los tiempos que corren nos hemos habituado a vivir
agarrados de la mano de la tecnología, pero no siempre esto es necesario. ¿Recuerdas
cuando se escribían cartas? ¿cuando se realizaban reuniones sociales en
persona? ¿y cuando las noticias venían en un trozo de papel? Aunque todo esto
suene un poco anticuado, podría ser conveniente que en ocasiones intentáramos
olvidarnos de tanta tecnología y prestar más atención a lo que realmente ocurre
a nuestro alrededor.
-
¿Cuáles son tus hobbies? Seguro que existen miles de actividades que te gustan
llevar a cabo pero que por falta de tiempo o cansancio no sueles realizarlas. Algunos
pasatiempos como la lectura, el deporte o incluso la cocina pueden ayudar
muchísimo al afrontamiento del miedo a la soledad. Es el momento de encontrar
un hueco a estas ansiadas tareas.
-
¿Algún proyecto en mente? La soledad sirve de motivación a la hora de innovar.
Seguro que existe un proyecto en el que merezca la pena involucrarse y
conocerse a uno mismo. ¿Quién sabe? Quizás de esta manera encuentres tu verdadera
vocación en la vida.
Como
conclusión, me gustaría recalcar que la soledad no consiste en vivir aislado de
todos las 24 horas del día, sino en aprender a contrarrestar toda la
estimulación que a diario nos rodea y lograr estar a gusto con uno mismo. Si
consigues dedicarte un tiempo privilegiado a ti y sólo a ti, equilibrarás la
actividad y la tensión acumuladas el resto del día.
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